Costa Rica fuera del Mundial 2026: un golpe histórico que obliga a un cambio profundo

Heiner Fallas periodista November 20, 2025

La eliminación de Costa Rica del Mundial 2026 cayó como un balde de agua fría sobre la afición nacional, que por primera vez en muchos años ve a la Selección fuera de una Copa del Mundo tras un proceso lleno de altibajos, dudas deportivas y un cierre dramático donde los resultados propios y ajenos no alcanzaron.

A pesar de que la Tricolor tuvo momentos ofensivos interesantes, especialmente en el duelo decisivo contra Honduras, volvió a repetirse el mismo pecado que arrastró toda la eliminatoria: la falta de contundencia. Miguel Herrera lo reconoció sin rodeos al final del encuentro: “No tuvimos gol… simplemente no alcanzó”.

Un proceso marcado por irregularidades

La Selección nunca terminó de cuajar. A lo largo de la eliminatoria hubo rotaciones constantes, cambios tácticos, lesiones clave y una evidente falta de estabilidad en la defensa y el mediocampo.

Las bajas fueron sensibles, empezando por jugadores que venían siendo referencia en el esquema de Herrera y que, por lesiones o falta de ritmo, no pudieron aportar en los momentos más calientes del proceso. La falta de cohesión también se agravó por el hecho de que muchos legionarios llegaban con poco tiempo de trabajo grupal.

A esto se sumó un entorno institucional tenso: dentro de la Fedefútbol existían voces que cuestionaban el proyecto del “Piojo" desde mucho antes del cierre, aludiendo a la falta de identidad de juego y la ausencia de una ruta clara a largo plazo.

Un grupo que no perdonó

El formato final de Concacaf parecía accesible, pero terminó siendo una sorpresa amarga. Haití cerró primero su grupo, Panamá y Curazao hicieron historia asegurando boletos directos, y selecciones como Jamaica o Surinam alcanzaron el repechaje.

Costa Rica, por su parte, quedó tercera en el grupo C, superada en regularidad y eficacia por combinados que aprovecharon cada partido como una final. En otras palabras, la Tricolor pagó muy caro su incapacidad de resolver los partidos en momentos clave y por depender, en la última fecha, tanto de su resultado como del de otros.

Herrera en la cuerda floja

El mexicano Miguel Herrera no escondió su responsabilidad tras la eliminación:
“Soy yo el que no lleva a Costa Rica al Mundial”, declaró ante los medios, visiblemente afectado.

Su continuidad ahora está en evaluación. Aunque tenía contrato para el ciclo, la Fedefútbol deberá definir si apuesta por un cambio inmediato o si Herrera permanece para liderar la reconstrucción. Su futuro se definirá en los próximos días, y cualquiera de los dos caminos implicará cambios profundos.

¿Quiénes son los responsables?

No existe un solo culpable, sino una cadena de fallas acumuladas:

El cuerpo técnico, que no logró consolidar una idea de juego sólida ni resolver el déficit ofensivo.

Los jugadores, cuyo rendimiento fue irregular y que no dieron el golpe de autoridad cuando más se necesitaba.

La dirigencia, que no ha logrado establecer una planificación deportiva moderna, sostenible y a varios años.

El sistema, que no ha hecho una renovación profunda del fútbol base ni fortalecido la transición generacional.

La competencia, que creció mientras Costa Rica perdió ventaja en tiempo, estructura y evolución.

¿Y ahora qué debe hacer Costa Rica?

Si Costa Rica quiere volver al mapa mundialista, el golpe debe convertirse en punto de inflexión. El país necesita:

Reestructurar el proyecto deportivo, sea con Herrera o con un nuevo técnico.

Apostar por un recambio generacional real, integrando jóvenes ya listos para competir.

Profundizar el trabajo táctico y físico, especialmente en la definición, la solidez defensiva y el juego colectivo.

Profesionalizar la planificación institucional, con metas claras, análisis continuo y procesos sostenidos.

Recuperar la mentalidad ganadora, trabajando liderazgo, manejo emocional y resiliencia para escenarios de alta presión.

La eliminación del Mundial 2026 es dura, inesperada y dolorosa. Pero también puede ser una llamada de atención histórica.
Costa Rica tiene el talento, la tradición y la afición para volver a competir al más alto nivel. Lo que ahora necesita es asumir el golpe, hacer autocrítica y construir un nuevo camino con visión moderna, integradora y de largo plazo.

La no clasificación  de Costa Rica del proceso rumbo al Mundial representa un golpe deportivo, institucional y económico de gran alcance. La Selección Nacional, que venía de asistir de manera consecutiva a las Copas del Mundo de 2014, 2018 y 2022, rompe una racha histórica que había elevado el perfil del fútbol costarricense a nivel internacional. La ausencia deja como principales damnificados a los jugadores jóvenes que buscaban consolidarse en la mayor y utilizar la vitrina mundialista como plataforma para llegar a ligas más competitivas. Figuras como Manfred Ugalde, Brandon Aguilera, Anthony Contreras o Álvaro Zamora pierden una oportunidad clave en su desarrollo.

El técnico Miguel “Piojo” Herrera también queda directamente afectado, tras no lograr diseñar un estilo de juego competitivo ni entregar el resultado para el que fue contratado. Su continuidad queda en duda y su imagen profesional sufre un desgaste inevitable. Asimismo, la Federación Costarricense de Fútbol enfrenta cuestionamientos por la planificación del proceso, los cambios de timón sin resultados y la falta de renovación a tiempo. La no clasificación trae además repercusiones económicas importantes.

Los patrocinadores y empresas vinculadas al fútbol son otro sector golpeado. Un Mundial supone meses de exposición, campañas comerciales y retornos de inversión que ahora se esfuman. Ya en un plano más amplio, el fútbol nacional también pierde un impulso financiero y deportivo que suele venir acompañado de la participación mundialista: mayor atención a ligas menores, inversión en infraestructura y mayor visibilidad para los clubes costarricenses.

Tampoco escapa la afición, que ve esfumarse la ilusión de acompañar otra aventura mundialista, así como los medios de comunicación y creadores de contenido, para quienes una Copa del Mundo significa mayor audiencia, publicidad e impacto editorial. En suma, la ausencia de la Selección en el Mundial se convierte en un retroceso que golpea al deporte y a la industria que lo rodea, y obliga a una revisión profunda del modelo deportivo nacional.

El balón vuelve a rodar… y el futuro, desde hoy, está en juego.

Redacción Los Santos TV